El duelo de un amor que no existió
Psi. Patricia Faur
Pareja / 7 abril 2021
No lo intentes. No hay atajos. No lo vas a evitar. Podrás distraerte, anestesiarte o evadirte, pero allí estará. El dolor de una pérdida real está inscripto en algún lado y si no lo llorás se hará síntoma. No le temas. El recuerdo viene y se va, aparece como un fantasma, te asalta, te sorprende, te angustia y luego se calma. No lo esquives.
Pero te pido una cosa: duelá verdades. Porque el duelo de una ilusión es mucho más difícil de hacer. Es difícil aceptar perder lo que nunca tuviste. Y es ahí donde los duelos se hacen eternos. Un amor pudo haber existido y haber terminado. Y estarás triste, pero de a poco se irá pasando. Recordarás los buenos tiempos y también aquellos por los que hoy ya no están juntos. Pero están estos otros: los duelos imposibles, los de aquello que no existió. La infancia perdida que no tuviste, el amor de aquel que te inventaste, las parejas que pudieron ser y no fueron. Las ilusiones deformadas de una realidad imaginaria. Son espejismos en el desierto. Y te dejan siempre con sed.
Los adictos a la ilusión se recuperan con sorbos de realidad. Sí, sorbos. Porque la realidad les duele demasiado y no la quieren ver. Hasta que un día se le animan, Y sabés qué? Es un alivio. Porque el duelo de lo que no existió deja lugar a la esperanza de lo que puede ser. Se empieza a vislumbrar la tibieza de un amor sólido en lugar de la intensidad de los amores fugaces.
Que te dejan con gusto a poco. Poquito. Nada.