Entrenamiento en valores

Blog

12 pasos para crear confianza en la terapia con niños

Psi. Jorge Ayala

Familia    /    8 diciembre 2020

Hay una palabra que para mi resume todo: mensch.
En alemán significa ser humano pero es en hebreo que la palabra tiene connotaciones que van más allá de esta definición y amplían el panorama. Para los hebreos si eres un mensch significa que eres una persona honesta, justa, amable y transparente. Y lo eres sin importar la persona que tienes enfrente, lo eres porque has decidido serlo más allá de todo sin tener en cuenta con quién trates y, sobre todo, sin que te importe y te interese demasiado quién llegará a saberlo. Lo haces porque sabes que quieres hacerlo. Mi conclusión con esto es: todo terapeuta que trabaje con niños debe aspirar a ser un mensch. Un ser humano.

Así que inspirado en esto, he creado una lista de doce maneras de ser un mensch en la consulta con niños y niñas:

1. Actúa siempre con honestidad
La honestidad es un activo costoso, cada vez se hace poco común encontrar personas honestas y confiables, así que tienes la oportunidad de ser una de ellas. Una persona honesta es una persona que no se anda con rodeos para convencer a un niño y conduce la conversación haciendo únicamente promesas que puede cumplir. No cuenta cuentos para persuadir ni ofrece algo que jamás otorgará porque no puede. Una persona honesta es una persona capaz de reconocer sus limitaciones y su propósito reconociendo los recursos, habilidades y sabiduría de cada niño.

2. Trata con amabilidad y cortesía, sobre todo a esos niños que han sido perjudicados de alguna manera en terapias anteriores.

Es común recibir niños y niñas que han pasado por otras experiencias que preferirían olvidar. Son estas personas las que van a necesitar nuestro mayor esfuerzo para convencerse de que no somos iguales al resto y podemos diferenciar nuestro trabajo.

3. Cumple tus promesas
El niño es más sensible a ellas. Si ofreces que la conversación no durará mucho tiempo, cumple. No ofrezcas lo que no puedes cumplir.

4. Aprecia
Cada vez que encuentres una buena acción, no la tomes por algo que debe suceder normalmente y solo tiene tiene que ocurrir. He oído a muchas personas que señalan: “no tengo que elogiar las cosas que son normales y tienen que hacerse”; yo creo que las cosas “aparentemente normales”, son cosas que el niño o la niña ha logrado con mucho esfuerzo y vale la pena reconocer. Verás cómo contribuyes en la creación de nuevas historias y posibilidades de sí mismo y su relación con los demás.

Aprecia y elogia tan pronto como sea posible, cuando veas algo digno de halagar. Logra que sea memorable, que el adolescente lo recuerde siempre.

5. No busques culpables cuando algo no sale bien, más bien pregúntate, ¿Qué puedo aprender de esto?
Cuando las cosas no salen bien he oido frases decadentes: “las cosas no salen bien porque no quiere cambiar”; “las cosas no están saliendo bien porque su hijo es imposible”; “siento que debería de ir pronto a un psiquiatra porque necesita medicación para ese comportamiento”; “su hijo no tiene la motivación para cambiar”; y finalmente: “su hija no quiere colaborar”. Pero jamás uno se pregunta si acaso lo que hace, lo hace adaptándose a las necesidades de cada niño.

No existen niños desmotivados, lo que existen son conversaciones poco estimulantes. Es fácil culpar a los demás por las desgracias, es lo más fácil y también lo menos responsable, así que antes de culpar al niño por todo lo que no pasa en consulta, pregúntate qué puedes aprender de esto y cómo puedes mejorarlo.

6. Otorga siempre oportunidades para crecer “¿Cuándo quieres volver? “
Esta pregunta sorprende al niño o la niña al finalizar la sesión. Normalmente esperan que tomemos por ellos y ellas la decisión de cuándo volver a la terapia pero para mí es cada niño el que tiene derecho a una oportunidad de decidir y elegir si habrá otra sesión evaluando la que hemos terminado. Él o ella deben de tener el control sobre la programación y su próxima visita.

Cuando confiamos en la capacidad del niño de decidir la frecuencia de las sesiones estamos compartiendo el control y la confianza de saber qué van a decidir muy bien, de manera inteligente. Si tratas a un niño de manera inteligente, actuará de manera inteligente.

7. No descartes cualquier preocupación inicial
Si a pesar de que para los padres debemos ocuparnos inicialmente de “X” situación, pero el niño señala que primero debemos ocuparnos de una situación “Y”, no digas no y ocúpate de lo que es más importante para él o ella. Descarta dar consejos porque no sirven para nada. Tampoco cambies de tema cuando encuentres que hablar de algo es importante para él o ella. No descartes sus preferencias.

8. No hagas daño
Te preguntarás: ¿pero cómo puedo hacer daño si mis intenciones son buenas? Pues de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno, decía Oscar Wilde. Hay prácticas que sólo reproducen crueldad y violencia en la consulta, como son los diagnósticos, los informes que patologizan la conducta y sólo ven defectos impidiendo el crecimiento del niño y su capacidad de superar los desafíos de la vida.

9. Valora sus ideas, nos las desprecies
Considera cada idea, explórala y amplíala para crear soluciones con eso.

11. Céntrate en la bondad
Que todo lo que digas y hagas esté repleto de bondad. Piensa si eso que vas a decir es bueno o no para el niño. Como señala Richard Rorty, la verdad debe convertirse sólo en aquello en lo que es bueno creer. Los niños desconfían de las personas que se centran en observar lo malo y no valoran su identidad.

12. Dales el beneficio de la duda
Cada niño es bueno o buena en algo hasta que se demuestre lo contrario; y rara vez lo demuestra. Considerar que un niño es malo por una conducta puede ser perjudicial para el proceso de la terapia. La gente buena puede hacer cosas malas en circunstancias que a veces son difíciles de entender, pero ese no es nuestro trabajo. Nuestro trabajo es ayudarles a ser mejores personas.

En conclusión:
– Hace falta ser humano para ganarte la confianza y cautivar.
– Sé un mensch, una persona honesta, amable, justa y transparente.
– El aprecio es la herramienta más simple de motivación.
– Cuando aprecias estás enseñando al niño también a apreciarse a sí mismo y sus buenas acciones.

Déjanos tu comentario

0 0 votes
Article Rating
Subscribete
Notificar de
guest
0 Comments
Inline Feedbacks
View all comments

Compártelo con tus amigos:

Dynamis Members

Regístrate a la red de Dynamis Members y recibirás todo el contenido gratuito que generamos semana tras semana, como ser: videos, podcasts, blogs y conferencias.

Consultora Dynamis